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¿Qué sucedió?
Mientras conducía justo por debajo del límite de velocidad, un conductor perdió el control de su camión cisterna debido al ataque de tos que le provocó atragantarse con la bebida que estaba consumiendo.
Chocó de frente con otro camión, aparcado al lado de la carretera, que a su vez se empotró con un tercer camión. El airbag saltó, posiblemente salvando la vida del conductor.
El depósito de combustible se perforó, liberando 12.000 litros (2600 galones) de diésel a la carretera y a las alcantarillas. El camión resultó siniestro total, no pudiendo ser reparado.
El conductor quedó en shock, pero no sufrió lesiones físicas. El segundo conductor tuvo que ser trasladado a un hospital, con un hombro dislocado. El tercer conductor sufrió rasguños en la cara.
Un conductor de un vehículo privado llamó a los bomberos.
El transportista tuvo conocimiento del incidente a través de los medios de comunicación, y no por el conductor, ni por la policía, ni por los sistemas automáticos de notificación de emergencia del vehículo.
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¿Por qué sucedió?
La empresa transportista no disponía de una política sobre el consumo de alimentos y bebidas durante la conducción.
El sistema de frenado de emergencia autónomo (AEB, por sus siglas en inglés) estaba activado, pero no frenó el camión como se esperaba según su diseño, y el conductor pisó el acelerador por error al intentar frenar.
La maniobra provocó que el remolque fuera lanzado hacia la cabina tractora, produciéndose así la perforación de la cisterna, pues el plato de soporte con el acoplamiento de la quinta rueda y el perno rey se desengancharon inesperadamente cuando la cabina se detuvo de forma súbita.
El acoplamiento estaba diseñado para dar estabilidad al remolque, pero con limitaciones en caso de colisión frontal, que no se conocían lo suficiente.
El plan de respuesta ante emergencias no contemplaba la posibilidad de que el conductor no pudiera notificar al transportista, ni que la policía no utilizara los números de contacto indicados en el camión.
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¿Qué han aprendido?
Asegurarse de que se forma de manera eficaz sobre los riesgos que conlleva consumir alimentos o bebidas mientras se conduce, como, por ejemplo, atragantarse pudiendo llegar a perder el conocimiento.
Asegurarse de que los conductores entiendan bien las limitaciones de los sistemas de asistencia al conductor, como el de frenado de emergencia autónomo (AEB).
Revisar el estado de los airbags de los camiones.
Estudiar las posibles limitaciones en el funcionamiento de los acoplamientos remolque-cabina en caso de colisiones frontales.
Revisar las distintas alternativas de sistemas automáticos de alarma de emergencia, para alertar cuando un vehículo pesado (HGV, por sus siglas en inglés) sufra un accidente.
Asegurarse de que las pausas y momentos de descanso no se realicen durante la carga o descarga, de forma que las pausas sean realmente para recuperarse, incluyendo la alimentación y la bebida.
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Pregúntate a ti mismo o a tu equipo
¿Qué política tenemos sobre el consumo de alimentos o bebidas al volante?
¿Cómo son nuestras prácticas de descanso, en relación con las horas de conducción y otras actividades laborales?
¿Cuánto conocemos, tanto nosotros como nuestros conductores, los sistemas de protección de nuestros vehículos, tales como los de frenado automático, airbags, aviso de cambio involuntario de carril, etc.?
¿Cómo se comportarían los acoplamientos remolque-cabina en caso de colisión?
¿Qué eficacia tendría nuestro plan de respuesta de emergencia ante incidentes en los que se vea involucrado algún vehículo?
¿Qué podemos cambiar para eliminar o reducir el riesgo de colisión?
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¿Qué sucedió?
Mientras conducía justo por debajo del límite de velocidad, un conductor perdió el control de su camión cisterna debido al ataque de tos que le provocó atragantarse con la bebida que estaba consumiendo.
Chocó de frente con otro camión, aparcado al lado de la carretera, que a su vez se empotró con un tercer camión. El airbag saltó, posiblemente salvando la vida del conductor.
El depósito de combustible se perforó, liberando 12.000 litros (2600 galones) de diésel a la carretera y a las alcantarillas. El camión resultó siniestro total, no pudiendo ser reparado.
El conductor quedó en shock, pero no sufrió lesiones físicas. El segundo conductor tuvo que ser trasladado a un hospital, con un hombro dislocado. El tercer conductor sufrió rasguños en la cara.
Un conductor de un vehículo privado llamó a los bomberos.
El transportista tuvo conocimiento del incidente a través de los medios de comunicación, y no por el conductor, ni por la policía, ni por los sistemas automáticos de notificación de emergencia del vehículo.
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¿Por qué sucedió?
La empresa transportista no disponía de una política sobre el consumo de alimentos y bebidas durante la conducción.
El sistema de frenado de emergencia autónomo (AEB, por sus siglas en inglés) estaba activado, pero no frenó el camión como se esperaba según su diseño, y el conductor pisó el acelerador por error al intentar frenar.
La maniobra provocó que el remolque fuera lanzado hacia la cabina tractora, produciéndose así la perforación de la cisterna, pues el plato de soporte con el acoplamiento de la quinta rueda y el perno rey se desengancharon inesperadamente cuando la cabina se detuvo de forma súbita.
El acoplamiento estaba diseñado para dar estabilidad al remolque, pero con limitaciones en caso de colisión frontal, que no se conocían lo suficiente.
El plan de respuesta ante emergencias no contemplaba la posibilidad de que el conductor no pudiera notificar al transportista, ni que la policía no utilizara los números de contacto indicados en el camión.
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¿Qué han aprendido?
Asegurarse de que se forma de manera eficaz sobre los riesgos que conlleva consumir alimentos o bebidas mientras se conduce, como, por ejemplo, atragantarse pudiendo llegar a perder el conocimiento.
Asegurarse de que los conductores entiendan bien las limitaciones de los sistemas de asistencia al conductor, como el de frenado de emergencia autónomo (AEB).
Revisar el estado de los airbags de los camiones.
Estudiar las posibles limitaciones en el funcionamiento de los acoplamientos remolque-cabina en caso de colisiones frontales.
Revisar las distintas alternativas de sistemas automáticos de alarma de emergencia, para alertar cuando un vehículo pesado (HGV, por sus siglas en inglés) sufra un accidente.
Asegurarse de que las pausas y momentos de descanso no se realicen durante la carga o descarga, de forma que las pausas sean realmente para recuperarse, incluyendo la alimentación y la bebida.
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Pregúntate a ti mismo o a tu equipo
¿Qué política tenemos sobre el consumo de alimentos o bebidas al volante?
¿Cómo son nuestras prácticas de descanso, en relación con las horas de conducción y otras actividades laborales?
¿Cuánto conocemos, tanto nosotros como nuestros conductores, los sistemas de protección de nuestros vehículos, tales como los de frenado automático, airbags, aviso de cambio involuntario de carril, etc.?
¿Cómo se comportarían los acoplamientos remolque-cabina en caso de colisión?
¿Qué eficacia tendría nuestro plan de respuesta de emergencia ante incidentes en los que se vea involucrado algún vehículo?
¿Qué podemos cambiar para eliminar o reducir el riesgo de colisión?
Un camión cisterna sufrió un choque frontal tras quedar inconsciente su conductor al atragantarse con su bebida. El vehículo resultó siniestro total. Se derramaron12.000 litros (2600 galones) de diésel a la carretera y a las alcantarillas.